El otro día os hablaba sobre la importancia de la limpieza diaria de la cara. Hoy, me lanzo a explicaros el que creo es el método más efectivo para acabar con impurezas. Porque no todo vale, y un mal gesto, puede arruinarnos, sin querer, toda una rutina. Os hablo del concepto de doble limpieza, un must que reverencian las asiáticas como mantra de cabecera y que , por mi parte, llevo defendiendo tres décadas.
¿Qué es la doble limpieza?
La doble limpieza es una técnica de arrastre de impurezas basada los distintos tipos de suciedad que se adhieren a nuestra piel. pero…¿Hay didtintos tipos de sudiedad?. Pues sí, concretamente dos.Una es oleosoluble y sólo se despeja con bases de aceite (en éste grupo entraría el maquillaje y otras sustancias presentes en la cosmética). Y la otra, que es hidrosoluble (células muertas y partículas de polvo, por ejemplo) y que sólo se arrastra con bases de agua. La doble limpieza aprovecha este hecho para plantear una técnica de arrastre en dos fases; la primera despeja la suciedad oleosolubles con productos de base oleosa (en leche, crema o aceite), la segunda suele emplea un jabón o tónico- según qué caso- para deshacerse de las células muertas y otros depósitos que sólo se quitan con bases acuosas.
Limpiadoras ¿qué formato elegir?
Para acabar con ciertas impurezas y restos de suciedad, las limpiadoras son un paso que Sí o Sí hay que incorporar. Más si te maquillas o fumas, puesto que su base oleosa arrastra este tipo de suciedad. El mercado ofrece muchos formatos, pero no todos son recomendables en según qué pieles. Os desgloso los pros y contras de los formatos más utilizados.
- En aceite. Ten cuidado con ellas si tienes la piel mixta o grasa. Puesto que pueden llegar a taponar el poro. Aunque este formato está de moda yo no soy demasiado partidaria de utilizarlas en la rutina de limpieza (sí como sérum), pero esto os lo contaré en otro post.
- Espumas y Jabones. Son uno de los formatos más populares para la limpieza en casa. Más si hablamos de pieles jóvenes y masculinas. Además de que incorporan detergentes muy dañinos para piel, con este tipo de limpiadoras, nos encontramos con otro problema; que hay que aclararlas con agua del grifo y ésta incorpora hierro, cal y otras sustancias que agreden el pH cutáneo. Además el agua reseca el rostro. ¿Nunca lo habéis notado después de la ducha?…Seguro que sí. Dependiendo de la procedencia del agua corriente (generalmente más perjudicial en zonas de costa) nuestra cara terminará por desarrollar problemas de sensibilidad difíciles de “atajar”.
- Cremas . No son una mala opción. Ahí va Mi pero: En general este formato de limpiadora emplea texturas demasiado densas. Este hándicap no es buen aliado de las pieles jóvenes (y menos de las acneicas) que suelen “pedir” texturas más fluidas para no saturar el rostro. Sin embargo, sí son una buena opción para pieles maduras que suelen maquillarse diariamente, porque arrastran bien los restos de color.
- Leches . Descartando opciones, llegamos a mi textura preferida para arrastrar tanto maquillaje como otro tipo de suciedad; Leche limpiadora. Es fluida y si después la enjuagamos con un tónico con principios activos calmantes es la alternativa más eficaz para limpiarse mañana y noche. Consigue hidratar sin agredir, no satura el rostro y sus restos se arrastran con facilidad con un Tónico.
Tónicos. La guinda
Después de la limpiadora, toca seguir trabajando. La razón es que hay otro tipo de impurezas que sólo se limpian con bases acuosas. Muchos Rituales recurren por ello las populares Foam diariamente (Shisheido o Kanebo, por ejemplo). Que además recomiendan arrastrar las células muertas una vez por semana con un exfoliante. Para mí la mejor forma de arrastrar esa suciedad menos visible (partículas de polvo, células muertas…etc) es simple y llanamente una buena loción de enjuague, seguida de un Tónico que Equilibre el pH. Estos dos gestos ‘beauty’ sellan el final de una doble limpieza impoluta.
Mis tres tips para una limpieza top
Tissues en lugar de algodón. Para arrastrar la suciedad diaria, no hay mejor compañero. Agreden menos el rostro y sobretodo, dejan menos fibras después del arrastre. Sustituye el algodón de siempre por un pañuelo facial para retirar la leche limpiadora y notarás la diferencia.
Di “No” al aclarado con agua. Es un pilar central en mi filosofía de limpieza diaria. ¡El agua corriente no es buena para la piel, nunca! porque además de incorporar sustancias agresoras, pone en marcha un mecanismo de evaporación que deshidrata el rostro. En su lugar, siempre tu Loción de enjuague calmante.
Rutina “Afterwork”. Ese “me desmaquillo luego, que ahora me da pereza” es muy peligroso. Sobretodo si llegas cansada el trabajo y tienes una agenda imposible (sé lo que es). Lo que yo hago es desmaquillarme nada más llegar, aunque sean las 7 de la tarde. Funciona como un reloj, porque tu cuerpo todavía no siente el cansancio, pero tu cara si va a notar una piel limpia y fresca.