Bolsas, ojeras, miliums, patas de gallo o falta de firmeza…Los problemas en torno a la mirada son cada vez más frecuentes debido al ajetreado ritmo de vida de la mujer contemporánea, y no es de extrañar. Según La Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), la piel que cubre el contorno de los ojos tiene una densidad de entre 300 y 800 micras. Hablamos de una zona extremadamente fina, – 5 veces más delgadas que otras partes de nuestra dermis- que además está surcada por infinitud de músculos periorbitales en constante movimiento, lo que la hace más susceptible a las arrugas de expresión .Además la zona del contorno produce menos colágeno y elastina, así como menos glándulas sebáceas, por lo que es completamente natural que el organismo responda con rotundidad frente a la falta de cuidados y los malos hábitos. Afortunadamente, para todos los problemas, existe una solución de rescate:
Bolsas y ojeras
Este anti-estético avatar puede ser pasajero o instaurarse con más persistencia en nuestra mirada, restándole frescura y juventud. Frente a ellas, hay muchas soluciones, pero siempre hay que partir de un examen clínico para determinar el estado de nuestro contorno. Si nos enfrentamos a un problema de congestión de la zona puntual, ponerles remedio será más sencillo a través de fórmulas como; la gimnasia facial, un masaje orbicular o la aplicación de frío durante unos 10 minutos en la zona. Todas estas recetas, son aliados exprés frente a las bolsas matutinas. Sin embargo, si estamos frente a un problema más persistente- y a pesar de que muchas personas reniegan rotundamente del bisturí por su invasión- lo más recomendable es el tratamiento quirúrgico. La blefaroplastia ha demostrado ser la intervención más efectiva para ponerles fin de una vez por todas, una operación que además de ser cada vez es más frecuente en hombre- los eternos olvidados- extirpa la bolsa sin complicaciones.
Las ojeras no son otra cosa que un oscurecimiento de la zona del contorno. Sus porqués, al igual que en el caso de las bolsas, pueden ser diversos, y precisamente porque estamos frente a un problema multifactoral, su tratamiento es más arduo. ¿Algunos factores que contribuyen a su aparición? La falta de hierro y otros nutrientes en nuestra base alimenticia, la falta de oxígeno en la zona causada por hábitos como el de fumar, la carencia de un sueño reparador o simple y llanamente la genética. Su tratamiento es un matrimonio de por vida; Lo más recomendable es realizar dos veces por semana en cabina un tratamiento centrado en devolver lozanía a la microcirculación de la zona orbicular. Al igual que con las bolsas, la blefaroplastia borra esa oscura marca de nuestro rostro, pero como el problema no se acote y se no se lleve una vida saludable y un ritual de cuidados adecuados, volverán a parecer tarde o temprano. ¿La moraleja? lo más recomendable, teniendo en cuenta la fragilidad precoz de esta zona, es trabajar constantemente contra ese “efecto panda” tan extendido en cualquier edad.
Envejecimiento
La zona del contorno de los ojos es una de las primeras en mostrar signos de envejecimiento; no sólo en forma de las temidas patas de gallo, sino también a través de otros problemas como la caída del párpado o la formación de arrugas en zonas como el párpado inferior. Afortunadamente hoy por hoy, tenemos a nuestro alcance recetas que le ganan la partida al reloj. Para prevenir y contener su extensión- tanto de las patas de gallo, como de la flacidez y las arrugas embrionarias– los más acertado es recurrir a tratamientos específicos con tecnología avanzada; la radiofrecuencia multi-polar o la luminoterapia, son verdaderos aliados contra el paso del tiempo en el contorno, además un adecuado ritual cosmético. Lo más recomendable es empezar a tratar la zona a partir de los 25 años. A partir de los 40, que es cuando nuestra piel empieza a dar síntomas más vivaces de vejez, lo mejor es recurrir a la medicina estética; donde la toxina butolínica (bótox) y el ácido hialurónico son verdaderos superhéroes frente al paso del tiempo.
3 Consejos Exprés.
1. Manos profesionales: La zona del contorno de ojos es muy sensible y reactiva y confiar en la profesionalidad es primordial si perseguimos resultados eficaces.Tanto en el asesoramiento de la cosmética apropiada como adecuada, como en el empleo de tratamientos adecuados acordes con la sensibilidad de la zona.
2. Principios Activos adecuados: Han de seleccionarse minuciosamente en función del objetivo que tengamos en mente. ¿Tres básicos? contra las arrugas; Extracto de jengibre, ya que ayuda a nuestra piel a generar de forma natural de ácido hialurónico, rellenando y alisando la superficie cutánea. Para combatir bolsas; extracto de levadura, puesto que contribuye a reducir el volumen de la bolsa. y por último extracto de Ruscus, que mejora la micro-circulación limitando su aparición de ojeras
3. Buenos hábitos diarios: El empleo de un contorno de ojos adecuado a nuestras necesidades es otra prioridad, debemos aplicarlo mañana y noche mediante un masaje orbicular, que nos ayude a drenar, estimulado la microcirculación y descongestionando la zona. Para desmaquillar, lo mejor es optar por un bifase con predominio graso, arrastrando suavemente los restos de maquillaje, siempre sin agredir.
Cristina Galmiche.
Artículo Vía: Vida Estética. Mayo 2017